Por Emilio Frenk
Director: Vincent Kesteloot.
Elenco (Voz): Yuri Lowenthal, David Howard, Laila Berzins, Joel Carmen, Sandy Fox, Colin Metzger, Marieve Herington and Jeff Doucette.
Calificación: mala
Este año ha sido extraordinario para el género de animación con películas como Zootopia, Buscando a Dory y Kubo: La Leyenda del Samurai. Sin embargo, hay sus excepciones, como Las Locuras de Robinson Crusoe, que no cumplió con las expectativas generadas en su producción.
La película se centra en el personaje de Mak (David Howard), un intrépido y atrevido guacamayo que vive en una isla lejana en el Pacífico Sur. Incluso teniendo a sus amigos, Mak se aburre y sueña con el día en que pueda dejar atrás el lugar y conocer otras partes del mundo.
Todo cambia para Mak cuando conoce a Robinson Crusoe (Yuri Lowenthal), un explorador británico que ha naufragado en la isla luego de que una tormenta destruyó su barco. Con él sobreviven su perro y un grupo de gatos resentidos con los humanos que con su descendencia buscarán tomar el control de la isla. Eventualmente Crusoe y Mak formarán una amistad.
Las Locuras de Robinson Crusoe es una película sin magia que resulta aburrida para niños, jóvenes y adultos porque cuenta una historia sin ninguna imaginación ni encanto y con personajes que resultan muy sosos. Otro elemento desafortunado es que la cinta no tiene nada que ver con la novela de Daniel Dafoe. Lo peor que un productor y un director pueden hacer es recurrir a una obra clásica de la literatura solamente como pretexto comercial y realizar una versión totalmente ajena a la obra, y esto es exactamente lo que sucede en este filme.
Desde que la película empieza, el hilo conductor de la trama no es claro y la animación se pierde en personajes sin chispa y sus diálogos insulsos. El género de animación requiere escenas de acción, de ternura, de hilaridad, de entretenimiento inteligente y con valor didáctico y significativo (los niños son inmaduros pero no estúpidos), elementos que apenas aparecen en Las Locuras de Robinson Crusoe.
Mi impresión es que la mala dirección y el pésimo guión de Vincent Kesteloot obedecieron a las prisas por sacar adelante la película. El director no dedicó el tiempo suficiente a uno de los aspectos esenciales del género: contar un buen cuento. La tecnología sola, sin creatividad artística, nunca alcanza para hacer una buena película, sea cual sea el género cinematográfico.
Las Locuras de Robinson Crusoe es de las peores películas del género que he visto en mucho tiempo