Por Emilio Frenk
Director: Barry Sonnenfeld.
Elenco: Kevin Spacey, Jennifer Gardner, Robbie Amell, Mark Consuelos, Malina Weismann, Jay Patterson y Christopher Walken.
Calificación: Mala.
Barry Sonnefield, director de la trilogía de “Hombres de Negro” regresa con “Mi Papá es un Gato” y la considero entre las películas más estúpidas que he visto en un rato.
La trama se centra en Tom Brand (Kevin Spacey), un hombre de negocios ambicioso que nunca tiene tiempo para su esposa Lara (Jennifer Gardner), su hijo David (Robbie Amell), quien por cierto trabaja para él, y su hija Rebecca (Malina Weismann).
Un día su hija le pide a su papá para su cumpleaños un gato. Tom de mala gana termina por acceder a comprarle uno. Irá a una tienda de gatos donde el dueño es Felix Perkins (Chistopher Walken).
Tom sufre un accidente en el que mágicamente su cuerpo queda atrapado en el gato, y Felix le dice que tiene que pasar más tiempo con su familia o de lo contrario estará atrapado en el cuerpo del gato de por vida.
No hubo nada de “Mi Papá es un Gato” que me atrajera. Es más, estuve por ratos a punto de salirme por la mala dirección de Sonnenfield y la historia tan tonta y pobre.
Esta película me recordó a “El Fantasma de Papá” de 1990, estelarizada por Bill Cosby, porque ambas son igualmente malas, carentes de gracia y de inteligencia.
Desde el momento que empezó la película sabía que iba a ser terrible, además de que me había enterado que el guión involucraba a cinco escritores, lo cual ya era un signo claro de desastre.
Con actores ganadores del Óscar y de la talla de Kevin Spacey y Christopher Walken, uno podría haber esperado un mejor producto, sin embargo lo que resultó fue una de las peores maneras de desperdiciar el talento.
Considero a “Mi Papá es un Gato” como una de las peores películas de este año. Sonnenfield --quien ha hecho películas entretenidas como “El Nombre del Juego” y “Hombres de Negro”—estuvo aquí muy lejos de lograr ese resultado.